El vino (tanto el tinto, como el blanco) es uno los grandes enemigos de la estética de los dientes.
El tinto es sin duda el que más daño ocasiona a la apariencia de la dentadura debido a su composición de pigmentos naturales, especialmente las antocianinas. Estas sustancias son compuestos orgánicos responsables del color rojo, azul o morado que se encuentra en muchas frutas, verduras y plantas, incluyendo las uvas utilizadas para hacer vino tinto. Cuando consumes vino tinto, se adhieren al esmalte dental, que es la capa externa protectora de los dientes. A medida que las antocianinas se acumulan en el esmalte, pueden causar manchas y decoloración.
Además, el vino tinto también contiene ácidos naturales, como el ácido málico y tartárico, que pueden erosionar ligeramente el esmalte dental, lo que facilita aún más la adhesión de los pigmentos al diente.
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